En estos Ejercicios, el Director destaca por su claridad al exponer los contenidos ignacianos y al fundamentar bíblicamente las meditaciones. Se enfatiza que nunca estamos solos si Cristo está presente en nuestras vidas. Estos Ejercicios capacitan para comprender que Dios perdona repetidamente, permitiéndonos mantenernos como hijos de Dios. Se subraya el inmenso, íntimo y personal amor de Dios, que se explica de manera continua y detallada. Se anima a sumergirse en las enseñanzas, desde la Pasión de Cristo hasta la de los santos, comprendiendo que Dios busca el arrepentimiento para mostrar misericordia, no culpabilidad. Las lecturas de las apariciones de Jesús resucitado inspiran un deseo profundo de amar a Cristo y encomendarse a Él con confianza.
María Evangelista Quintero Malfaz (1591-1648), cuyo proceso de beatificación está abierto, es un alma de Dios, sencilla, humilde. Fue tenida por santa ya en vida, lo cual no obstó para que, como suele suceder a los santos, también sufriera contradicciones, incomprensiones, rechazos y maledicencias. Fundó el monasterio de la Santa Cruz de Casarrubios del Monte y ha dejado escritas varias obras en las que recoge sus profundas experiencias espirituales y las revelaciones que recibió. Su talla humana y la gracia de Dios que actuó en ella, la hicieron atraer a muchas personas que llegaron hasta Casarrubios para solicitar su consejo y dejarse empapar por su vida espiritual.
El belén no es solo una representación artística o cultural; es un tesoro espiritual. Observarlo no es solo mirar, sino aprender a ver en profundidad. Se compara con desentrañar los secretos de una antigua obra, revelando su verdadera esencia. Invita a comprender la Buena Nueva, como desvelar los matices de una obra de arte. Destaca la riqueza emotiva del belén, transformando lo común en algo sorprendente y emotivo, utilizando diversos materiales para transmitir su mensaje.
Hace años, las escuelas de negocios incorporaron el liderazgo ignaciano a sus planes de estudio al reconocer similitudes entre el estilo de dirección empresarial y el liderazgo ejercido por los jesuitas a lo largo de la historia, desde su fundación hasta la actualidad en todo el mundo. El autor de estas reflexiones se plantea dos preguntas fundamentales: ¿Qué hace especial a este liderazgo? ¿Por qué sigue siendo relevante en el siglo XXI?
La contribución principal del Liderazgo Ignaciano, tanto para creyentes como para no creyentes, radica en confirmar que incluso aquellos que se consideran agnósticos o ateos aplican, sin ser plenamente conscientes, técnicas inherentes al carisma ignaciano en su vida diaria. Esto abarca principalmente el discernimiento, pero también la fortaleza de ánimo, el acompañamiento y la intención recta. De este modo, se destaca que la proyección vital de la espiritualidad de los jesuitas es universal y perdura a lo largo del tiempo.
En esencia, este libro aboga por el valor del liderazgo como un proceso que permite ser transformado, al mismo tiempo que influye en los demás, a través del amor y el servicio para llevar a cabo la voluntad de Dios.
Luis (1823-1894) y Celia (1831-1877) Martín son reconocidos como los padres de la «santa más grande de los tiempos modernos», Teresita de Lisieux. Sin embargo, su vida va más allá de esta distinción, destacando por la singularidad de su existencia y la originalidad de su mensaje como laicos cristianos. Su testimonio de santidad se vivió en lo cotidiano, enfrentando alegrías, penas, éxitos y pruebas, reflejando la complejidad de la existencia humana. A lo largo de su viaje, experimentaron dudas sobre su vocación, un matrimonio tardío, preocupaciones por el futuro de sus hijos, inquietudes financieras y desafíos políticos del país. La enfermedad de cáncer de pecho de Celia y los trastornos mentales de Luis en su vejez, a causa de su internamiento, revelan la profunda conexión de su camino, donde el dinamismo de la fe y del amor los unió en el misterio de lo esencial: ser de Dios en el día a día.